¿Qué significa ser un discípulo? ¿Y quién es el maestro espiritual?

El estudio espiritual comienza en el momento en el que una persona equilibra sus emociones y pensamientos y entrena su cuerpo. El discípulo estudia los principios de la caridad y la obediencia. Las personas no entrenadas, encolerizadas, que no pueden controlarse a sí mismos ni sus emociones y pensamientos pueden utilizar (inconscientemente) un gran conocimiento, y pueden hacerse un gran daño a sí mismos o a los demás, en el peor de los casos.

El maestro espiritual es una persona que, teniendo una amplia trayectoria de formación espiritual, ha podido conocer sus lados claros y oscuros. Ha sido capaz de ganar al mal integrándose internamente, y ha comenzado a dirigir la energía de la gracia y el amor universal hacia los demás. En la India, el maestro -el «gurú»- es un hombre que, al percibir mayor conocimiento a través de la iniciación espiritua, está unido con la Conciencia Suprema Cósmico; un ser que ha conocido a Dios.

OEl aprendizaje espiritual pasa sucesivamente por los siguientes pasos:

La obediencia – para las personas que están en el nivel inicial de auto-conocimiento y el desarrollo espiritual.
Solo mediante la adopción de un voto de obediencia al maestro la persona permite al alma ponerse a la altura de los escalones superiores y desechar las aspiraciones más bajas. Todos hemos sido principiantes, y todas las formas de vida son noviciados ante formas de vida más complejas. En primer lugar, fuimos discípulos de nuestros padres. Por encima de los padres está la sociedad, y, sobre esta, la naturaleza. Este paso es una parte integral del alma. La coacción permite profundizar en la obediencia, la beneficencia, el amor y afirmarse en el camino de la justicia.
Sin pasar por la etapa de la obediencia, una persona nunca será capaz de comprender las formas superiores de conciencia, incluso a nivel físico. Este tipo de gente siempre va a vadear de enfado en enfado sin razón, con un gran desequilibrio en sus pensamientos y opiniones que van a apreciar por encima de todo. Lo harán igualmente con su escasa experiencia, que colocarán por encima de las enseñanzas de personas realmente conocedoras . Para ellos, cada nueva lección es una busqueda de la verdad última, sin mayor percepción de integridad o el equilibrio. Estas personas a menudo cambian sus maestros, cambian sus aspiraciones; de una doctrina de fanatismo pasan a otra, y no pueden entender que la verdad es polifacética, pero el maestro solo puede ser uno.

El acto – Para aquellos que han pasado la etapa de noviciado y se convierten en creadores auto-suficientes de bendiciones corporales y espirituales.
En esta etapa, en contraposición a la obediencia, el maestro no enseña qué hacer. Aquí los iniciados ya saben qué hacer y su deseo es aprender cómo llevar a cabo su misión y las lecciones del Maestro de la mejor manera. Los «actuadores» son las personas que andán en busca de oportunidades, y no de las causas. El discipulado pasa a través de sus propios logros, de su resolución y mejora. En lugar de decir al Maestro: “dime lo que hago”, le preguntan cómo hacerlo mejor. Esta persona mantiene limpios su cuerpo y su alma; se van llenando de luz, de oración, gracia y poder de Dios.

Aprendizaje– El siguiente paso es para aquellos que han dominado el acto, y han alcanzado una nueva etapa de desarrollo a través de la transferencia de conocimientos a otras personas.
Esta es la etapa del discipulado en la que estamos mucho más cerca de nuestro maestro, de sus emociones, sentimientos, pensamientos y acciones. Tenemos comunicación telepática indisoluble con él. Es en esta etapa en la que el estado de gracia y misericordia nos lleva al deseo de ayudar a otros a encontrar la felicidad, el amor, la salud, y a encontrar al Maestro. Existe aquí una clara comprensión de lo importante que es conocer al maestro espiritual, que es capaz de despertar nuestro más alto Espíritu. Y es este deseo que lleva al hombre a ayudar a las personas y a transferir conocimientos.

MAGISTERIO ESPIRITUAL

Un verdadero «conocimiento vivo» sobre el significado de la vida, acerca de cómo ser feliz, joven y saludable; en torno a la forma de enfocar la verdad y a Dios, de generación en generación, de boca en boca de maestro a alumno.
En un esfuerzo por aprender la esencia del ser y en perfecta unión con Dios, una persona puede buscar durante toda su vida la verdad, y no encontrarla. A fin de entender qué es más profundo que las cosas obvias que nos rodean, necesitamos la ayuda de alguien cuyo conocimiento es mucho mayor que el nuestro, del mismo modo que un niño no va a poder resolver problemas matemáticos complejos sin la ayuda de los adultos.
Por lo tanto, el verdadero desarrollo espiritual no es solo una búsqueda de verdades espirituales en diversos libros ocultos, sino la formación con profesores experimentados poseedores del «conocimiento viviente»: un ejemplo inspirador para alcanzar las más grandes cotas de perfección. En la tradición hindú, el maestro es llamado “gurú”, lo que significa que es “alto en el conocimiento”, que está cerca de la Altísima Paz; aquel cuyas palabras son más valiosas que los principios comunes más respetados y establecidos, el que no transmite la información, sino que alimenta y dirige el despertar de sus discípulos.
Cada persona que es un discípulo de un Maestro viviente, puede obtener su ayuda en cualquier situación, obtener una respuesta a cualquier pregunta, ser sanado de muchas enfermedades. El mejor y más correcto camino es el conocimiento de la verdad con la ayuda del maestro espiritual viviente.
De la misma manera que el agua fluye desde un nivel superior a uno inferior, la sabiduría divina desciende la jerarquía de mayor a menor. Del Maestro Iluminado, que alcanzó una liberación total y definitiva a sus discípulos más cercanos, y de ahí a transmitir la verdad al mundo. Como portadores de la verdad, estas personas son mentores espirituales en el mundo. A través de la iniciación, el maestro ajusta al estudiante en el flujo cósmico de Dios y abre en él una nueva cualidad espiritual: el don de la Entrega. Es decir, el estudiante, que impartirá conocimiento a las personas, se le abre la capacidad de comprender el conocimiento divino directamente de su fuente misma, por medio del contacto telepático y emocional de su maestro que se encuentra permanentemente en fusión con la Divinidad.
Cada estudiante se halla conectado espiritualmente no sólo con su Maestro, sino con el maestro espiritual de su maestro espiritual. Este método de conexión espiritual garantiza la precisión de transferencia de conocimiento debido a las reglas especiales que se pasan solo a aquellos que emprenden el camino de «ensenanza» y que ya es el discípulo más cercano del Maestro. El maestro espiritual enseña con el ejemplo, y no está ligado a un placer o interés egoísta. El Maestro es dueño de sus sentidos, controla las emociones y pensamientos; y su educación coincide con lo que le enseñaron los Maestros anteriores.

La fe en el Maestro – Es la condición más importante para que un hombre puede ser iniciado como discípulo. El estudiante debe escuchar respetuosamente a todos los maestros y seguir sus recomendaciones. El estudiante, que se inició por su lado en el camino del servicio espiritual y se esfuerza por convertirse en un guía espiritual – la transferencia de conocimiento a otras personas-, debe darse de lleno al servicio del Maestro, para que sea este instrucción del trabajo en su vida, para que conquiste el cuerpo y la mente. Sólo de esta manera se puede lograr el éxito en el desarrollo espiritual y convertirse en un ser superior y en conductor del Conocimiento Supremo.
La persona que cumple el trabajo encomendado por su Maestro en su cuerpo y el alma; que es sincera y realmente entiende las reglas; que se esfuerza en crear una consagración especial; que se está convirtiendo en guía, obtiene un conocimiento especial y logra la liberación completa. El instructor es el encargado, el digno, de enseñar a otros. Independientemente de su condición social, todo el mundo, a través del trabajo de su alma, del espíritu y cuerpo puede llegar a ser sacerdotes. Cualquier persona puede alcanzar la perfección y capacidades especiales si recibe la formación adecuada.
La cualidad más importante de un alumno es la fe, el deseo de aprender y de llevar a cabo las instrucciones de sus maestros. Si el estudiante lleva a cabo las instrucciones que recibió de su maestro espiritual, sin duda llegará al punto más elevado de la perfección, y a la fusión con la Divinidad.

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