Todos tenemos o hemos tenido alguna vez problemas con el amor. Hemos experimentado el desamor, la rutina en la pareja, la felicidad de ser correspondidos y la profunda tristeza de no serlo, el primer beso, la primera vez, la ruptura y el reencuentro.
En el libro Aventuras de un Místico se trata en profundidad el tema del amor y se reflexiona sobre muchos de sus aspectos.
Vemos y oímos en las películas, canciones y libros continuamente sobre el amor eterno, pero en realidad no conocemos muchos ejemplos de parejas que hayan experimentado este tipo de amor.
¿Cómo podemos conseguir el amor eterno? ¿Es imposible? ¿Qué apaga el amor y qué lo hace más fuerte? ¿Por qué los hombres engañan a las mujeres y estas son infelices? En el artículo de hoy te contamos todo.
El centro sexual, la base de todo
La naturaleza nos implantó el instinto de reproducción, que a menudo se confunde con el concepto de amor, donde su manifestación más primitiva es la lujuria.
Esta energía se acumula en el centro sexual de la persona y es allí de donde viene el deseo sexual. Incluso si dos personas no hacen una buena pareja en absoluto, estos pueden mantener relaciones sexuales.
En estos casos, el hombre sólo quiere obtener alivio pero la mujer busca más, busca lo que la sociedad le enseñó desde pequeña con cuentos de princesas (piensa que el amor llegará, que hay que casarse y que tener hijos). Pero, a consecuencia de esta creencia, no llega a ninguna parte.
Sin embargo, el centro de la energía sexual es mucho más delicado y no sólo está pensado para la reproducción. Esta energía es la que nos provoca que en la pubertad se nos despierte la creatividad, el deseo de conocimiento e incluso el éxtasis religioso.
Con la sensación de enamoramiento el centro sexual simboliza que la persona ha encontrado a su pareja apropiada. Esto ocurre sólo en las lugares primitivos privados de las mentiras o en personas que se conocen muy bien entre sí.
Las máscaras falsas, un problema común
Muchas ocasiones las personas tienen máscaras falsas, es decir, pueden parecer que son nuestra pareja o amor ideal, nuestra media naranja. Esto ocurre porque parecen la persona que siempre hemos buscado y cumple ciertos “requisitos” que teníamos establecidos para nuestra pareja ideal.
Pero en estos casos, cuando estas dos personas se van conociendo en profundidad, la pasión se desvanece ya que era falsa.
A veces los hombres para cortejar a una mujer simulan pasión (por ejemplo, regala ramos de flores, le dedica poemas o le presta más atención) para intentar engañarla para utilizarla posteriormente. En cuanto ella le pide, por ejemplo, un regalo más caro él de inmediato comienza a poner excusas (que está arruinado o que apuesta por relaciones más “puras”) escondiendo con ello su tacañería y egoísmo.
Cuando un hombre lo gasta y entrega todo por una mujer éste es su pareja. Son las mujeres las que deben buscar y elegir su pareja y no esperar a que éstos le encuentren. Hay mujeres que se obligan a tolerar y aceptar a aquellos hombres que se acercan primero y pensando que los sentimientos surgirán más tarde.
También se da en ocasiones el caso de ser la mujer la que engaña a el hombre. Al principio ella es magnífica y estupenda pero en cuanto piensa que el hombre ya es suyo y le pertenece, ésta se relaja y deja de maquillarse, ya no se cuida ni se viste bien, arruinando de esta manera la relación.
La pasión, un campo de energía entre dos polos
La pasión y el amor adolescente son muy importantes, rejuvenecen el organismo, las parejas florecen, aparece la creatividad y se revelan los superpoderes personales y el contacto con Dios.
Debemos intentar permanecer en este estado el máximo tiempo posible, no tranquilizarse e incluso si no tenemos pareja, encontrar un ideal para permanecer en este estado divino.
Pero no hay que dejar, que a causa de los prejuicios, la pasión se convierta en depresión o los celos u otras formas de sufrimiento. Ella tiene que tener un indicio religioso, hay que elevarla, idealizarla, dirigirla hacia el servicio de vuestro ideal y no al egoísmo y la posesividad.
A parte, como explicamos en artículos anteriores, la pasión es el campo de energía entre dos polos. Si se quita la distancia entre las dos personas, el campo se descargará inmediatamente. Y si entre ellos habrá distancia, la atracción entre los sexos se incrementará. Así vivía el pueblo antiguo: sus viviendas tenían una parte masculina y una femenina, incluso la gente pobre tenía esta distribución.
Ellos intentaban no ponerse en contacto entre sí en vano, permanecían a distancia, porque esto ayudaba a mantener la pasión. Incluso los niños y las niñas estudiaban y vivían por separado, porque la relación cotidiana constante hace que su fuego se desvanezca.
No es de extrañar que hay un dicho: «Ten pocos encuentros con los buenos amigos». Para reservar la novedad y el brillo del encuentro, la gente debe prepararse para ello, llenarse de experiencias positivas, para que ese encuentro sea un verdadero placer.
Sin embargo, cualquiera que sea la pasión, también tiene su propio tiempo. Y esto también tiene que ver con la fisiología de la reproducción. En los hombres, este periodo puede ser rápido, porque su tarea natural es fertilizar más hembras posibles. En las mujeres, es más largo, pero también tiene un límite, ya que el hombre se necesita, mientras que ella está llevando al niño y lo cría.
Dentro de unos años esto puede pasar, y las personas siguen juntas, debido a los patrones sociales, pensando: hay que mantener la familia, vivir por el bien de los niños, ya no estoy en la edad, es tarde para cambiar algo, y otras excusas.
Pero todo esto sugiere que entre ellos no había verdadero amor, que existe en el centro emocional y no depende del sexo. Incluso los abuelitos pueden experimentar la profunda simpatía y el afecto entre sí.
Este es el amor eterno, ya que se conserva en el mundo de los muertos, y se transmite al próximo nacimiento. Por supuesto, la gente no encuentra inmediatamente el uno al otro en la próxima encarnación, esto puede suceder en la edad mediana, pero entre ellos enseguida surgen los primeros sentimientos, aunque estos sentimientos son un don.
Solamente ocurren en las personas con un gran corazón, en gente buena, simpática, alegre. En un egoísta rancio y seco lleno de negatividad, es poco probable que ocurra. Y además las personas deben ser afines, para que entre ellos surja un amor así.
