¿Te has parado a pensar alguna vez por qué no vivimos en el ahora? Nos pasamos la vida pensando en el futuro sin darnos cuenta de que lo verdaderamente importante está en el presente.
Cuando somos adolescentes, pensamos en cómo será nuestra vida en la universidad, cuando estamos en la universidad sólo pensamos en el mundo laboral, cuando entramos en el mundo labora en casarnos y tener hijos y después sólo queremos llegar a la jubilación para empezar a vivir nuestra vida…
¿Cuál es el problema? Que cuando llegamos a la jubilación, nuestro cuerpo ya no tiene las fuerzas para vivirla.
Nos pasamos tanto tiempo planificando y organizando nuestro futuro que nos olvidamos en vivir el ahora. Creemos que cuando compremos el próximo coche, teléfono móvil o una casa más amplia seremos felices. Pero cuando lo tenemos, nos damos cuenta de que eso no es así, ya que volveremos a necesitar más cosas para ser felices.
Entramos en un bucle en el que necesitamos consumir y llegar a comprar y alcanzar cierto tipo de cosas porque creemos que es ahí, al conseguirlas,donde está la felicidad. Pero ese bucle nunca termina, nos consume.
Vivir aquí y ahora, reflexiones de un sabio aciano
En el libro Aventuras de un Místico descubrimos sabias enseñanzas sobre la vida y cómo aprender a disfrutarlas.
El protagonista, en este caso, es el abuelo de Ángela, la chica de Ruslan. Un día se reúnen para ir de acampada a un antiguo lugar de Poder y el abuelo de Ángela es un anciano enfermo de 70 años se anima a acompañarlos pese a sus limitaciones.
De repente, cuando todos estaban reunidos el abuelo dice a los jóvenes:
“Qué felices sois, porque no dejáis nada para más tarde y vivís de la manera deseada. El después nunca llegará, solo existe el ahora. Después significa estar enfermo y viejo, que ya no puedes hacer nada y te preparas para morir. No apartéis la vida, vivid ahora, después no hay nada”
Estas sabias palabras nos hacen reflexionar de que sólo nos damos cuenta de que deberíamos vivir la vida cuando somos ancianos, y es ahí cuando ya no podemos y ya es tarde.
No solemos vivir la vida, no de la manera que queremos. Nos dan un programa y nos obligan a pensar que lo que queremos es terminar los estudios y todo lo demás, sufriendo.
En lugar de viajar e ir de excursiones trabajamos en dos turnos para ahorrar dinero para muebles como los del vecino o los que vemos en la publicidad de la televisión, y, cuando los tenemos, al mes se nos olvida que está alli.
Pero lo que no nos damos cuenta es que todo el mundo puede vivir una vida feliz, sin esperar a que llegue la jubilación, viviendo el aquí y el ahora, sin esperar a que el dinero nos solucione la vida, debemos decidir celebrar, ser alegres y bailar sin ninguna razón, sin posponerlo y sin esperar.
Nadie nos dará la felicidad, hasta que nosotros no empecemos a conectarnos con ella.
A continuación os explicamos cómo estar más cerca de conseguir la felicidad día a día y vivir el presente.
Cómo aprender a vivir el presente
Trabajar de tu verdadera vocación.
Seguro que conoces la famosa cita sobre la teoría de la relatividad que dice que cuando pasas un minuto con la persona a la que amas, ese minuto parecerá un segundo, sin embargo, cuando pasas un minuto con la mano en el fuego, ese minuto se hará eterno.
Con el trabajo pasa lo mismo. Cuando trabajamos en lo que nos apasiona y en un ambiente laboral dinámico y motivador, el tiempo se nos pasa volando. En cambio, cuando trabajamos en profesiones que no se corresponden con nuestros intereses o con proyectos en los que no creemos ni nos gustan, el tiempo se hará eterno trabajando en ello.
Trabajar en lo que nos gusta y realizar actividades que nos apasionen hará que vivamos en el presente y se nos pase el tiempo volando, pensaremos menos en conseguir objetivos a largo plazo y viviremos más motivados por metas a corto plazo.
Descubrir tus pasiones.
Muchos pasamos por la vida viviendo la vida de otros, sin saber qué es lo que verdaderamente nos gusta, cuáles son nuestras pasiones o las aficiones que verdaderamente nos hacen felices.
Quizá de pequeño pasabas las horas dibujando pero una vez creciste, te dijeron que el arte no valía para nada y que si querías tener un trabajo “de verdad”, debías estudiar una ingeniería, economía o medicina. Entonces dejaste la pintura por seguir las reglas de la sociedad.
Busca dentro de ti, busca en tus instintos, en lo que haces para despejarte, ¿Escribir? ¿Leer? ¿Dibujar? ¿Hacer deporte? ¿Meditar? ¿La Nutrición? Conocernos a nosotros mismos nos ayudará a alcanzar la felicidad.
Desprenderte de las personas tóxicas
Somos seres sociales por naturaleza. Necesitamos estar rodeados de personas constantemente para ser felices y desarrollarnos socialmente.
Pero muchas veces vivimos rodeados de personas tóxicas que nos debilitan y nos hace perder la ilusión. ¿Qué es una persona tóxica? Aquella que nos critica, nos anula, no confía en nuestras capacidades, nos hace sentir menos de lo que verdaderamente somos, personas egoístas que nos envidian y hacen todo lo posible para que no logres tus objetivos.
Localízalas y apártalas de tu vida. Te darás cuenta de que gran parte de tu infelicidad era proporcionado por este tipo de relaciones sociales.
Practicar la meditación
Las prácticas meditativas y el yoga nos hacen pararnos a recapacitar sobre nosotros mismos y a dejar la mente en blanco. Meditar sobre la vida, nos ayudan a vivir el momento y a tomarnos las cosas con calma.
Disfrutar de las pequeñas cosas
Creemos que comprarnos un coche más bueno nos hará feliz, un aumento de sueldo, una casa más grande… pero nos olvidamos de las pequeñas cosas ¿Qué son las pequeñas cosas?
Pasar una tarde de lluvia viendo una película en el sofá, llegar a casa y que tu perro y tus hijos corran a tus brazos, tu postre favorito, un desayuno completo, el olor a tierra mojada, pisar el césped con los pies descalzos, leer libros espirituales que nos ayuden a desarrollarnos personalmente, la cara de tu pareja o hijo dormido…
Estas pequeñas cosas nos rodean y nos abruman diariamente. Debemos pararnos a pensar en ellas y observarlas, vivirlas. Nos ayudará a no centrarnos únicamente en pensar en el futuro y a ser más felices y estar más motivados en nuestro día a día.
Como decía el abuelo de Laura en sus sabias reflexiones en el libro Aventuras de un Místico:
“Siendo joven el hombre tiene mucha fuerza y está lleno de energía y como un tonto no piensa en la vida. Pero con cada año, su energía disminuye y él comienza a recuperar la sobriedad. La vejez y la enfermedad hacen que la persona vea la realidad de la vida”
Por lo que no debemos dejar escapar el tiempo. Es hora de poner en marcha esta serie de prácticas y enfocarnos en encontrar el sentido de la vida, comprender la verdad, y sobre todo, conocerse a sí mismo, encontrar a Dios en sí mismo. Solo esto puede traer la felicidad eterna al hombre.
